martes, 19 de diciembre de 2006

¡Hola frío!


Nota del autor: El siguiente artículo es de alto contenido friki. Si no eres friki y es la primera vez que entras aquí, por favor, lee el artículo anterior, seguro que te gustará más. Si por el contrario vas a leer lo siguiente, no me juzgues sin leer otras cosas.

En la vida, hay varias formas de comprobar si empieza a hacer frío o no. La primera es que la cantidad de carne femenina visible es notablemente menor, y la segunda es que lavarse la cara por la mañana ahora sí espabila.

Lo enunciaré en forma de ley: Es condición necesaria y suficiente para que empiece a hacer frío que la cantidad de carne femenina visible sea varios órdenes de magnitud menor que antes, y que el límite de la temperatura del agua, cuando esta tiende a un número menor o igual a cero haga que el cuerpo se ponga en su estado de máximo alerta.

Como toda ley física, esta es válida dentro de unos límites. El límite donde se rompe esta verdad, está relacionado con la primera razón: hay mujeres que se resisten a cumplir la ley, y es que llevan tatuado en el pecho eso de "para presumir hay que sufrir". Desde luego, esto no es nada reprochable, sobre todo si no tienes que cuidar sus catarros.

A partir de ahora, ya tenemos los elementos necesarios para comprender el día a día en el invierno, pero sigamos con más elementos provocados por el frío.

El efecto boca de pez. Sed sinceros, seguro que ya habéis comprobado en la calle que realmente echáis vaho por la boca, incluso más de uno se habrá puesto a hacer aritos. Cualquier lugar es bueno para probarlo, esperando el autobús, volviendo a casa, haciendo botellón, después de hacerlo...

El efecto succión de la cama. Es posible que después de una noche de letargo amanezcáis con la cama algo revuelta, incluso es posible que el asunto llegue a un punto en el que la manta está arrugada a un lado de la cama, con lo que el otro lado estará al nivel del congelador. Muy mal, pero muy muy mal lo tienes que estar pasando como para que te incorpores a arreglar el barullo, no basta con tener un poco de frío y tiritar un poquito... En invierno, la cama se convierte en un poderoso imán. Debido a esto, ahora llegar tarde por la mañana, es increíblemente más fácil.

Hay otra forma de saber si hace frío, que creo que es bastante eficiente. Como hoy estamos matemáticos, vamos a volver a teoremizar el asunto:

La cantidad de veces que escuches la frase "pues ya está haciendo frío, ¿eh?" es directamente proporcional al frío que haga, y por supuesto, inversamente proporcional al tiempo que puedes ver el sol en el cielo.

Como consecuencia directa del teorema anterior, tenemos el siguiente corolario:

Sí la cantidad de veces que escuchas la frase "pues ya está haciendo frío, ¿eh?" es mayor o igual al número de personas a las que saludas, es que hace frío.

Es conveniente aclarar, que el número de veces que has de contar la frase es independiente del número de personas, es decir, puedes oír la frase de la boca de una misma persona, una, ninguna o varias veces en un momento (véase "abuelos y gente mayor variada").

Por si a alguien se le ha escapado la compresión del teorema, le aconsejo que haga una prueba: Bájate al portal, y espera a que venga algún vecino para subirte con él en el ascensor. Solo tienes que permanecer callado, para que el otro individuo pronuncie la frase citada anteriormente. Repite el proceso varias veces, hasta que coincidas con el mismo vecino 3 veces y te diga que eres un poco cansino.

Y ahora hablando de todo un poco. Mañana tengo un examen de física y últimamente he estado sumergido en el maravilloso mundo de la electrostática. Un deleite, se mire por donde se mire. Así que de lo único que puedo hablar ahora mismo es de dieléctricos o del teorema de Gauss. Lo que quiero decir es que es lo que tengo, y es lo que hay, no tengo tiempo para elucubrar otras cosas sobre las que escribir.

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