jueves, 17 de mayo de 2007

Tengo más sueño que una cesta de gatos

Hay gente que tiene problemas de insomnio, y por eso recurre a múltiples métodos para conciliar el sueño. La gente "de la calle" recurre al uso de elementos naturales, cosas de la tierra, como fumarse un porro. Hay gente más sibarita, que abraza a Morfeo de la mano de pastillas como Midazolam o Lorazepam (puto Google, como amplía mi arsenal a la hora de escribir). Luego hay gente que utiliza una técnica que tiene lo mejor de las anteriores, es algo muy natural, y es un regalo para sí mismo: Se pajotean hasta agotar la energía que aún al final del día les quedan por utilizar.

Todo esto está muy bien, pero hay otra opción muy efectiva, que nadie tiene en cuenta. Esta técnica perteneciente a la era moderna y tiene una efectividad próxima al 100%. Para llevarla a cabo, solo es necesaria una persona (preferentemente de actitud sosegada), una presentación de diapositivas, y un objeto que las reproduzca (un PC con monitor, proyector...). Los expertos aún no se han puesto de acuerdo en el nombre que va a llevar, pero extraoficialmente se conoce como "Las diapositivas son un puto somnífero". Hoy en día, la técnica es muy fácil de realizar gracias a los grandes avances técnicos. Antiguamente su efectividad era casi nula, pues la tarea se realizaba dibujando y borrando en una pizarra, y con el largo tiempo de visualización entre imágenes y la pésima calidad artística del personal... Pues bien, todas estas cosas que son fácilmente atribuibles a un profesor, se suplen gracias a la informática, que permite a este ejercer su impagable labor adormecedora.

Afortunadamente, disfruto de una clase que imparten en mi universidad, en la que el profesor basa su método en esta maravillosa técnica. Hay veces, en las que consigo centrarme en la materia, pero otras en cambio me quedo croqueta. El último día, de repente abrí los ojos. No estaba seguro de lo que había ocurrido minutos atrás, pero el profesor me estaba mirando en ese mismo instante. Mantenía una postura firme, erguida, todo mi cuerpo denotaba claro interés, a excepción de mis ojos recién abiertos. Aún hoy no estoy seguro, pero creo que había estado unos instantes con la boca abierta, bien porque estaba vocalizando algo en sueños, o bien porque el músculo de la mandíbula se había relajado por completo. No sé si lo que ocurrió fue así, pero en tal caso, creo que es una buena razón para la expresión de la cara del profesor. Creo que desde entonces le caigo muy bien.

Por otra parte, hay clases en las que podrías dormirte aunque se impartieran en una discoteca. El otro día andaba yo dando cabezazos de sueño mientras intentaba tomar nota de las explicaciones. El profesor terminó un problema, y añadió: "Como veis, este problema es sencillo, si queréis que sea un poco más difícil tomaros una copa". Quizá una sola copa no sea capaz de mejorar el reto propuesto, pero lo que está claro es que el tío iba por buen camino. Desgraciadamente eso no fue lo que dijo, mi estado somnoliento me la jugó, pero no quiero saber lo que realmente salió de su boca, soy más feliz así. Debe ser algo apasionante ver a alguien que no es capaz de vocalizar un "qué buena estás, morena" resolviendo ecuaciones diferenciales.

Afortunadamente, nunca me he dormido lo suficiente como para llamar la atención. He tenido compañeros que han roncado en clase. Incluso hay uno que se duerme con la frente apoyada en el folio en el que debería estar escribiendo. Nosotros no queremos que alguien le eche la bronca por no tener nada escrito, así que le rellenamos el papel. La última vez le dibujamos una pollita cerquita de la boca, estaba más mono...

Ya sabéis queridos niños, atended en clase a las explicaciones del profesor, nada de pasarse la noche con videojuegos, pajas o estudiando. Esto último es especialmente perjudicial para la salud.

P.D. El título hace honor al chaval que ameniza cada día mis clases de cálculo con esta frase que refleja sus emociones.

P.P.D. Espero que os haya gustado el dibujo que me he currado para ilustraros el artículo, lleva mucho amor.

lunes, 7 de mayo de 2007

La frase de la semana

"Y cuando tengáis un hijo, ¿os lo vais a mandar por Seur?"


Del libro: "Soluciones eficaces a problemas de una relación a distancia".

miércoles, 2 de mayo de 2007

Complejidades de la mente

No hacía mucho tiempo que habíamos empezado la carrera. Llevábamos el tiempo suficiente como para ver que algunos profesores que escondían ciertas peculiaridades, otros ni siquiera las escondían. Entonces un día lo tuvimos claro, el potencial que se generaba en nosotros era enorme: Algún día, si conseguíamos terminar esta odisea en la que aún hoy nos encontramos, seríamos como ellos. Seríamos diferentes, iríamos andado por la calle distraídos, con un periódico bajo el brazo y la mirada perdida. El mundo ajeno nos causaría tal indiferencia que sería común vernos por la calle riéndonos solos, sin miedo a que nos llamasen locos. La opinión ajena nos importará muy poco, tanto que contaremos chistes que solo entenderemos nosotros y no nos preocupará en absoluto ser los únicos que se descojonen de él. Un chiste tipo, podría ser el siguiente:

Esto era uno tan tonto, tan tonto, tan tonto, que ponía los fusibles cada vez más gordos para que no se le fundieran.

Pues bien, he conocido a alguien que está a medio camino. Venid queridos niños, acercaos y seréis testigos de la historia que una vez ocurrió:

Aún sigue siendo una estudiante, pero lleva tiempo como para que sea visible la huella causada por tantas horas de integrales y campos. A simple vista quizá no llame tu atención, quizá creas que es una persona normal, pero puedo aseguraros que es fácil percatarse de la maldición que la tiene presa.

Entró tarde en la clase, y se sentó detrás de mí. El tiempo transcurría de forma normal, hasta que... inmerso en teoremas escuché un susurro: "una circunferencia" decía, pero yo no le dí importancia. "Pi medios", en pocos minutos empecé a comprender lo que sucedía. No quería creerlo pero era lo que me estaba temiendo. "La inversa del Jacobiano", mi cuerpo temblaba involuntariamente. Giré la cabeza para verla y ahí estaba, a medio metro de mí con los ojos en blanco y respondiendo a preguntas que el profesor no realizaba. Simplemente daba por culo, a mí y a los que se sentaba a mi lado puesto que nadie más podía oírla. No sé si quería que le aplaudiéramos cada vez que acertaba o solo demostrarse a sí misma que sabía mucho. Mi padre diría que sabe a tocino, incluso a tocino rancio. Pensé que ese día me levanté irritable, y ella se levantó muy tocapelotas, pero esta no fue una actuación esporádica, aún hoy sigue hablando sola.

Quizá no fuera real. Es posible que solo estuviese en mi imaginación. Tal vez padezca algún tipo de esquizofrenia y tenga alucinaciones auditivas y visuales, una esquizofrenia compartida por los que se sientan a mi lado exclusivamente, ya que el profesor no parece percatarse de aquello.

Hablando de todo un poco, el tema de la psicología me resulta muy interesante. Tengo una amiga que está estudiando esta carrera, y alguna que otra vez me ha contado anécdotas de sus clases. Un día en clase, un profesor le hizo una pregunta a una alumna. En cuanto ella comenzó a contestarla, mi amiga (que estaba sentada detrás) empezó a decir: "cállate ya". Ella se dio la vuelta y la miró extrañada, luego siguió con su explicación. "No tienes ni idea, cállate", volvió a girarse, se veía en su cara la incomodidad que mi amiga le producía. "Deja de decir tonterías", esta vez se dirigió a mi amiga y le dijo que como siguiera así se lo iba a decir al profesor. "Que estás tonta, que dejes de decir gilipolleces", entonces la alumna miró al profesor esperando que interviniera, pero parecía que no se percataba de la situación, aún cuando mi amiga estaba usando un tono de voz suficientemente alto. Después del siguiente comentario de mi amiga, la alumna se alteró lo suficiente como para que el profesor tuviera que explicar lo sucedido. Todo estaba preparado, la actuación de mi amiga y la aparente indiferencia del profesor. La alumna veía y oía una persona detrás suya, hablándole, pero solo ella la percibía (aparentemente en este caso). Es fácil darse cuenta de la frustración de la alumna, pues eso es lo que siente alguien con esquizofrenia.

Normalmente, la gente se compadece de la gente que sufre dolores físicos, pero quizá no muchos intenten empatizar con otros que no siente dolores, pero sí trastornos mucho más complejos.

Aquí termina esta nueva entrega del blog, espero que os haya gustado leerla tanto como a mí escribirla.

¡Hasta otra!